Desperté a las dos con la
campanita del camión del gas, saqué a pasear a los perros, desayuné en la
escasez del refrigerador y salí a vivir mi vida de pintor vanguardista, de
conversaciones superfluas, de sexo agresivo y vestir desenfadado, una tarde
lógica y lucida como cualquier otra.
Llegando a casa, una siesta, una
ducha, un café y al disfraz, ya no soy el chascón Eduardo, solo soy Eduardo, el
guardia de la disco.
Doce de la noche en punto, me
hallo de pie al fondo de la pista de baile, la locura nocturna comienza a
derramarse, los rostros desabridos y los cuerpos lánguidos vienen a
embriagarse, a excitarse, a liberar la putrefacción agónica de sus trabajos y
estudios, aquí el DJ es un chamán catalizador.
Un poco de tragos burbujeantes y
la fiesta prende para que los cuerpos despierten y se elonguen de a poco bajo el
instinto animal.
Voy al baño, por radio se ordena
observar al tipo de la camisa azul que fuma en la terraza, a mí me importa un
pico, yo solo me paro a mirar, soy una cascara de guardia, pero adentro, ¡ay
dios! Soy un perro esquizofrénico, quizás peor que los que se ven por aquí; me
la sacudo, la guardo, cierre arriba y de vuelta a la pista.
Corre la noche y el ritual se
hace evidente, besos, corridas de mano, bailes cada vez más exóticos y
vertiginosos, chicas sudadas y alborotadas, todo el mundo camina extraño, hay
caras de alegría, de arrebato, de nauseas, la música convulsiona delirante, las
cansadas mentes ya estallaron, están en otra dimensión, con otro idioma y
nuevas personalidades.
Ya la noche está por terminar, el
olor a sexo animal satura el aire, entonces DJ Sicario da su golpe de gracia,
su sonido se escapa a toda ley, a toda magia, la gente se revuelca convulsa,
sus ojos blancos, la espuma en la boca, los laser cambian su color, y empiezan
a girar con vulgar violencia, las luces estroboscópicas comienzan a cortar a la
gente, son minutos maravillosos, la multitud mutilada grita en éxtasis, brazos
y piernas volando, lluvia de sangre, las mujeres se desvisten, los hombres
eyaculan, hasta que ya nadie queda en pie, es una sola masa sangrante caliente
que aun vibra en decadencia, ahora todo el mundo yace en el suelo, deshechos y
catatónicos.
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